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Oración a las Manos Ensangrentadas de Jesús

mano ensangrentada

Hay días en los que, sin razón alguna, sientes un profundo dolor en tu alma, sientes que te falta fe, te sientes sin fuerza física para seguir realizando las actividades de tu jornada diaria.

Para esos días difíciles en los que sientes esa falta de motivación, que suelen recurrir con frecuencia, acude a la oración manos ensangrentadas de Jesús, esta ayuda a las personas a aliviar sus problemas.

A través de esta oración, además de confesar tus pecados, también puedes pedirle a Dios todopoderoso que con sus manos sanadoras manchadas de sangre elimine todo el mal de tu vida y de la vida de tus seres queridos.

Pídele a Jesucristo, con fe, que expulse todo el mal de tu vida. Declara sanciones, liberaciones, bendiciones para ti y tus seres amados cuando estés predicando esta oración.

Con esta oración puedes aliviar tus problemas, días de angustias, enfermedades, tristezas profundas, pero también la puedes rezar para confesar, mostrar arrepentimiento y agradecer a Jesucristo por no abandonarte en ningún momento de tú vida.

Además, la puedes concluir cada día, rezando un padre nuestro y agradeciendo por las bendiciones y milagros que serán concedidos.

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Oración a las Manos Ensangrentadas de Jesús

Mi señor, te pido que coloques tus manos benditas ensangrentadas, llenas y abiertas sobre mi en estos momentos difíciles donde me siento completamente sin fuerzas para seguir cargando mis cruces y pecados.

Jesús, hoy necesito de la fuerza y el poder de tus manos, aquellas que soportaron el más profundo dolor al ser clavadas en la cruz para que curen y sanen mi corazón de falta de espíritu, de alegría con el toque consolador de tus manos ensangrentadas.

También te pido, mi Dios, por mis seres amados, porque ellos también necesitan desesperadamente del toque consolador y poderoso de tus manos para que sanes sus almas y las llenes de tu profundo amor, espíritu y alegrías.

Aumenta mi fe, señor, porque en medio de esta ola de desesperanza siento que me hundo en el mar de angustia y dolor. Ordena, padre amado, al mal a que se aleje de mi lado.

A pesar de mis pecados, yo se que eres Dios, Omnipotente y Misericordioso para hacer de mis peticiones una realidad. Contigo sé que eso es posible. Con tus manos purísimas, purifica mi interior y devuélveme la alegría de hacer de este pobre corazón tu morada. Amen.

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